Ese fin de semana fue lo peor, y por primera vez en todas las historias de desamor y engaños cambió la trama, ahora en vez del papel cotidiano y típico, del macho que engaña a su mujer, fue ella quién dio pauta a esa triste realidad que ahora vivimos los cuatro.
Quién lo diría, veinte años de matrimonio, y a estas alturas surge un divorcio; es cruel, es nefasto y me duele.
Lo único "bueno" que pude rescatar; es, que ahora Omar yo, somos grandes y estamos muy conscientes de la situación actual. Fue difícil hablar con papá y tener que decírselo; no lo creía y por un momento, nos dio muchas posibles explicaciones a lo que mi hermano había escuchado ese día por teléfono. Se dio por vencido al fin; pues sabía, que ninguna de esas explicaciones eran ciertas, y en su tristeza y humillación que sentía junto con nosotros, tomó lo que le restaba de vida, los pedazos de cordura que tenía y habló con ella.
Algo se rompió ese día; y ahora no creo que se repare, nunca volveremos a estar juntos, y todo lo que habíamos creado se fue por la coladera; hay sentimientos encontrados, sé que a ella se le juzgará como lo peor, pero la quiero pues es mi madre y me duele lo que le digan, por otro lado, entiendo el dolor de mi padre, y vuelve a mi el coraje que sentí el fin de semana cuando hablaba con mi hermano, y me enteraba de la nueva noticia.
Un divorcio, algo nuevo en mi vida, y a estas alturas ya no sé ni que pensar, no sé cómo reaccionar, estoy en shock, mi hermano y mi papá siguen ahí; caminan sin caminar, hablan sin hablar, ríen sin sonreír, viven sin vivir..... un divorcio
No hay comentarios:
Publicar un comentario